sábado, 4 de abril de 2020



Las últimas investigaciones realizadas al respecto corroboran que los niños que aprenden a gestionar sus emociones, y tienen la fortuna de experimentar empatía en la escuela, son menos violentos que los que no han tenido la oportunidad de hacerlo.
Sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que la empatía no s enseña, pero sí que se aprende. Pues bien, estas mismas investigaciones a las que nos hemos referido antes revelan que la mejor manera de experimentar empatía es participar satisfactoriamente del mundo social.
La escuela es el lugar donde los niños, adolescentes, jóvenes pasan más tiempo, así como el entorno comunitario donde deben generarse espacios de vinculación para que estos entren en contacto con adultos significativos, pues sabemos que la vinculación con éstos en la escuela garantiza el éxito académico y disuade del abandono prematuro del sistema educativo.
También es necesario que los adultos que estén en contacto con los estudiantes, manifiesten altas expectativas hacia ellas, a los que deben mostrar aprecio y consideración, dimensiones básicas para el optimismo y felicidad de ellos, pero también elemento imprescindible para la experimentación y aprendizaje de la empatía. De la misma forma los estudiantes compiten para lograr mejores calificaciones, también lo hacen para obtener la consideración y la estima de los adultos, rivalizando en clases por la atención de un maestro que debe dividirse por 40, Por esta razón educadores sociales, orientadores, personal auxiliar, de comedor, conserjería, limpieza, etc., no pueden quedar al margen, todos son igualmente imprescindibles; y es que en los hogares cada vez son más alumnos que al regresar a casa están solos.
A través de la vinculación social, los niños se muestran más participativos y democráticos, solucionan sus conflictos a través de la negociación y la conciliación, y no utiliza métodos violentos que desprecian la dignidad del colectivo que les forma.
La escuela debe, pues, ser un espacio de vinculación, y cuidar todos los elementos que favorezcan el desarrollo de la empatía, sentimiento capaz de frenar la agresividad y la violencia en la escuela, pero también en la colectividad. Aunque difícilmente, nuestros escolares podrán hacerlo si los referentes escolares escasean.

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